
Angélica Suela De La Llave. Paisaje, Emoción, Recuerdo
(Del 11 de diciembre de 2008 al 13 de enero de 2009)
Angélica instala sus ojos fotográficos en los campos de Toledo y La Mancha y espera. Sabe que necesita de paciencia y de silencio, porque el paisaje de las llanuras del sur de Castilla habla, pero no tiene la locuacidad de los paisajes que hechizan al fotógrafo con la palabrería del charlatán, que muestran sus portentos a gritos o que declaman en voz alta sus encantos de cromo o de postal.
Los campos que Angélica fotografía reciben sin alterarse los rasguños del arado o juegan al engaño de los cinco chaparros, que proponen un enigma de desierto y oasis para descubrir, a la izquierda y en primer término, la solución del juego.
La tierra soporta también las cicatrices de caminos y carreteras, que se abren sobre la piel verde y ofrecen en sus cunetas la carne rojiza de la tierra revuelta. Tierra roja que simula a veces ser un estrato profundo, un organismo fosilizado y muerto, que sin embargo se nos revela luego como el cuerpo vivo que engendra la cosecha.
Porque los campos y el paisaje consienten la mano del hombre, los surcos paralelos, los caminos y sus señales, las casas de labranza abandonadas, los pueblos lejanos, los ecos de un automóvil que pasó hace años junto a una niña que dejó de serlo. Y para ofrecer su testimonio se sirven de una luz rotunda, una luz de estirpe bíblica, que rara vez devuelve sombras, pero que inquieta por su caída vertical y su peso de plomo, una luz que lo desvela todo. Y cuando esta luz se desvanece, velada por la niebla, la ausencia humana es aún más evidente: al fondo quedan los linderos, bajo el sol pálido sólo espera a Godot un árbol seco.
Juan Castro Roldán
Sala de exposiciones de la Real Sociedad Fotográfica (Tres Peces, nº2 – Madrid)
Entrada libre. De lunes a viernes de 18:30 a 21:30.
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