DIARIOS INDIOS

KHASI: CIUDAD DE LUZ Y TINIEBLAS

No cuando entras en ella por primera vez, no cuando desciendes por sus “ghats”, no cuando te pierdes por sus laberínticas callejuelas, solo cuando sales de Varanasi – Khasi – llegas a comprender lo profunda y radicalmente hindú que es esta ciudad al borde del colapso.

Antes de que Roma fuera conocida o de que Nabucodonosor conquistara Jerusalén, Khasi ya brillaba con toda su gloria y esplendor. En palabras de Mark Twain “Varanasi es más vieja que la historia, que la tradición y que la leyenda y parece dos veces más vieja que todas ellas juntas”. Pero la historia de Khasi no es una historia de magníficos monumentos o de ancestrales piedras, es una historia espiritual, mística, inundada no solo por el sagrado río Ganges, sino literalmente por mitos y rituales y forjada por una enorme sucesión de generaciones unidas por una misma forma de explicarse el mundo y el lugar del ser humano en él.

Varanasi es la única ciudad del mundo antiguo, aún poblada, que conserva vestigios de una forma de vida de al menos 3000 años de antigüedad. No es que haya permanecido estática e inmutable, sino que la profunda influencia del hinduismo en la forma de vida, en los modelos de interrelación y estructura social y, por encima de todo, la casi total ritualización de la vida diaria ha hecho que se mantenga tal y como era ya en tiempos inmemoriales a pesar, incluso, de la presión que ejerce sobre ella la occidentalización creciente.

Tanto es así que, si Buda volviera a Varanasi, no tendría dificultad alguna en reconocer los rituales que diariamente se realizan por millares a orillas del Ganges y que él ya vio en el VI a.C. cuando se dirigía a Sarnath – a escasos 10 km – a pronunciar el primer discurso fundacional del budismo.

Desde tiempos inmemoriales Varanasi es, por añadidura, única en la India – y por ende en el mundo – por su especial relación con la muerte, por su actitud impávida ante ella.

La muerte, la más certera realidad de la vida, temida o tabú en otros lugares, es aquí esperada con la misma naturalidad que un joven espera su madurez. La muerte aquí es liberación, es puerta segura al “mokhsa”: el fin del ciclo de las reencarnaciones. Por ello, por conseguir el “mokhsa”, cientos, miles y miles de personas han acudido, acuden y acudirán a ella en su definitiva peregrinación cuando sienten cerca su final.

La muerte en Varanasi es una interminable procesión funeraria que al ritmo del “Rama Nama Satya He” (el nombre de Dios es la Verdad) alimenta sin cesar dos crematorios únicos en el mundo ubicados en plena ciudad a orillas del sagrado río Ganges: Harishchandra y Manikarniká.

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Date

1 julio, 2021