Zapatillas: Calzado especial que se usa para practicar ciertos deportes; suele ser de material flexible, tener la suela de goma y llevar cordones. (Diccionario R.A.E)
Hemoal: Anestésico local por la acción de la benzocaína y un vasoconstrictor por la acción de la efedrina. Está indicado en el alivio sintomático del dolor, picor o escozor asociado a hemorroides en adultos. (lo que dice el prospecto) 😉
¨L’Illa¨
L’Illa. 2019. Su presencia enigmática y majestuosa atrae a todo aquel que osa mirar al Mediterráneo desde las playas de Benidorm. Como un imán, ejerce un poder de atracción del que ni mi cámara ni yo pudimos, ni quisimos, escapar.
Muchas leyendas explican la aparición de este islote en medio del mar, aunque todas tienen el mismo origen: La isla, es la hendidura que le falta a la montaña de Puig Campana, que se encuentra de espaldas a la ciudad.
De entre todas estas leyendas, destaca la del héroe francés Roldán, comandante de Carlomagno. Cuenta la leyenda, que combatiendo con un jefe moro, ensimismados ambos en la batalla, acabaron frente a frente en la cima de esta montaña. Roldán levantó su espada Durandarte para, descargando toda su furia, darle al infiel el golpe final. Éste logró esquivarlo y fue tal la fuerza con la que Roldán golpeó, que cortó un gran trozo de roca que cayó rodando hasta el mar.
Otra versión con el mismo protagonista, relata que Roldán descargó sobre la montaña su espada para alargar el día al caer enamorado de una hermosa doncella moribunda. Le aseguraron a Roldán que su amada moriría con el último rayo de sol. Inmerso en un profundo dolor, trató de impedir que los rayos de luz cesaran, haciendo un inmenso tajo a la montaña para permitir pasar la luz del sol.
Por todo ello, los marineros conocen la isla como la cuchillada de Roldán. Recibe otros nombres: La isla de los periodistas, la isla de los pavos reales o la isla de Benidorm. Yo me quedo con el nombre que le dan los lugareños: L’Illa, a secas.
En muchas de las siguientes imágenes, L’Illa, ejerce un protagonismo casi insultante. En otras, sin embargo, se muestra condescendiente, cediendo su papel protagonista y pasando a ser mera espectadora de una ciudad que la observa y que la admira.