La RSF
Historia

El 15 de Diciembre de 1899 se constituye la Sociedad Fotográfica de Madrid bajo la presidencia de Don Manuel Suarez Espada y la vicepresidencia de Don Antonio Cánovas, conocido más adelante como «Kaulak», sobrino del ilustre político Don Antonio Cánovas del Castillo. Fué presidente honorario Don Santiago Ramón y Cajal.

La Sociedad tenía 55 socios procedentes todos ellos de la aristocracia y alta burguesía. Pocos meses después de su fundación, la sociedad acudía a la Exposición Universal de París y un año mas tarde, en 1901, a la Exposición Nacional inaugurada por S. M. el rey D. Alfonso XIII que en 1907 la concedería el título de Real y el derecho a utilizar la corona real en su escudo, honor que compartiría con su homóloga la Royal Photographic Society of London. Tras Madrid, vendrían la Sociedad Fotográfica de Zaragoza (Mayo de 1923), la Agrupació Fotogràfica de Catalunya (Junio de 1923) y el Photo-Club en Valencia (1928).

El nuevo arte fotográfico, hijo de la ciencia y del progreso, no despertó en su nacimiento gran interés entre las instituciones españolas. Pese a esta falta de entusiasmo «oficial», el número de aficionados y profesionales de la nueva técnica, además de prometedor negocio, creció rápidamente gracias a dos hechos fundamentales, el primero de ellos, la entusiasta afición que manifestó nada menos que la familia real, abanderada por la figura de Isabel II que encontró en la fotografía la mejor propaganda de su labor como gobernanta además de poner de moda dicha afición entre el resto de la clase aristócrata y alta burguesía, y el segundo, la contribución doble que mas tarde la Real Sociedad Fotográfica realizó, artística con la celebración de los primeros y únicos Salones Internacionales de Fotografía celebrados en España, y teórico-práctica divulgando sus procedimientos, técnicas, productos y novedades a través de la publicación desde el año 1901 de la revista La Fotografía, una de las de mas larga existencia hasta 1914 bajo la dirección de Kaulak, quien poco tardaría en convertirse en todo un emblema para el desarrollo de la fotografía en España con su trabajo en la Real y por su más que rentable faceta como fotógrafo profesional de la burguesía.

A lo largo de la década de los años 20, se producen importantes acontecimiento artísticos. Mueren Antoni Gaudí (1926) y Modigliani (1920), nace el surrealismo (1924), Dalí cautiva a los parisinos y las letras españolas sufren la irreparable pérdida del literato Don Benito Pérez Galdós (1843-1920). Mientras, la fotografía española se dispone a vivir una de sus épocas más fructíferas y duraderas al adscribirse, con retraso respecto a Europa dadas las circunstancias derivadas de la ya consabida crisis de la Restauración, a la corriente del Pictorialismo. Desde el seno de la Real Sociedad Fotográfica y la celebración de sus salones y concursos esta corriente se verá enriquecida con el trabajo amateur de algunos de sus socios como fueron Carlos Íñigo, Oliva y Denis, Gerardo Bustillo, el Conde de Manila o Baltasar Hernández Briz. De forma paralela, el famoso Kaulak contraatacaba este estallido pictorialista protagonizado por la elíte artística amateur despreocupada por los beneficios que reporta la nueva ciencia, con una fotografía profesional basada en el retrato «comercial» engordando su fortuna y simpatizando con los deseos y vanidades de una burguesía cada vez más rica y poderosa.

Esta corriente en su versión tardío-pictorialista permanecería en España hasta los años 40 ajena a los cambios socio-políticos que se estaban sucediendo, recordemos la dictadura militar de Primo de Rivera, la proclamación de la II República y el fatídico desenlace que vestiría de negro a España durante tres largos años, desde el 36 al 39, que fue la Guerra Civil y que irónicamente proporcionaría dos de los hitos artísticos del siglo, por un lado la imagen del soldado republicano abatido por los tiros franquistas (1936) del magnífico Robert Capa, y por otro, el «Guernica» (1937) de Pablo Ruiz Picasso. La Real a través de artistas nacionales como el Conde de la Ventosa, Eduardo Susanna, José Tinoco, Francisco Andrada, José Lozano, el Marqués de Sta. Mª, José Loigorry y del internacional José Ortiz Echagüe contribuyeron con sus sellos personales a la perpetuación de una corriente cada vez más distante del aire que respiraba el arte en Europa y Estados Unidos desde la llegada del Arte Abstracto (Exposición en el Whitney de New York, 1935) y la consolidación del Surrealismo (Exposición Internacional de Surrealismo, París 1938).

Con la llegada de la dictadura franquista, la sociedad española inaugura una etapa de aislamiento en general que afectará de forma muy especial a las distintas manifestaciones artísticas incluida la fotografía. Pese a ello, en la Real la actividad cultural continúa y en el año 1944 se publica la revista Sombras, órgano difusor de la Real y predecesora de Arte Fotográfico en la que participaron regularmente Eduardo Susanna, Diego Gálvez y José Tinoco, y de forma excepcional Leonard Misonne y J. Ortiz Echagüe.

Pero sin lugar a dudas, la mayor aportación que realiza la Real a la historia de la fotografía no sólo española sino también internacional se produce desde mediados de los 50 hasta finales de los 70. Esta etapa coincide con el aperturismo que experimenta España y que le permite salir del ostracismo en que se encontraba y empezar a despegar económica y socialmente. La fotografía pictorialista se torna trasnochada y se impone a imitación de las corrientes internacionales el Neorrealismo , conectando fundamentalmente con su versión italiana. Será este el período más significativo en la historia de la Real Sociedad Fotográfica marcado por la innovación que en el campo de la fotografía social protagonizan algunos de sus integrantes que motivados por las mismas inquietudes artísticas crearán el grupo fotográfico «La Palangana» (1957). En un primer momento este grupo estará integrado por Gabriel Cualladó, Francisco Ontañón, Rubio Camín, Leonardo Cantero y Francisco Gómez. Después, se incorporarían Gerardo Vielba, presidente de la Real desde 1964 hasta 1992, Fernando Gordillo, Juan Dolcet Santos y Ramón Masats. Este grupo será el origen de la famosa formación posteriormente denominada Escuela de Madrid.

Tras el fallecimiento de Franco en 1975 se instaura en España un nuevo régimen democrático. Se respiran nuevos aires de modernidad y de vanguardia que cristalizan con la publicación de Nueva Lente (1971) en el que fueron activos varios artistas de la Real como Miguel Oriola, Elías Dolcet, Jorge Rueda que fue miembro de la Junta Directiva o Cristina y Marigra García Rodero. Nueva Lente inaugura un nuevo espíritu fotográfico revolucionario teniendo cabida todo tipo de progresismos y ambigüedades.

Desde la década de los 90, la fotografía ha adquirido de forma irrevocable el reconocimiento unánime de Arte con mayúsculas. Aparece asimismo un interés institucional, académico e histórico por la evolución de este lenguaje en España y su capacidad para documentar una época. Se procede a recuperar nuestra memoria colectiva a través de las imágenes, cabe destacar en este sentido el trabajo de Publio López-Mondéjar y se multiplican las exposiciones monográficas dedicadas a los grandes fotógrafos españoles con reconocimiento internacional y nacional, este será el caso de Cristina García Rodero. En resumen, la última década del siglo se caracteriza por el afán de recuperar nuestra historia e identidad y para ello estamos llevando a cabo una recuperación y catalogación de archivos fotográficos y artistas que resumen nada menos que 161 años de nuestra historia de la que gracias a instituciones como la Real y a su labor de recuperación y conservación pueden divulgarse como se merecen. Esperamos que en un futuro no muy lejano podamos dar una muestra de dicho archivo en las páginas de esta Web.

Mónica Carabias Álvaro