El Cuerpo Y Su Representación En La Colección De La RSF

(Del 6 de junio al 27 de julio de 2013)

En la Historia del Arte y, en particular, de la Fotografía, la representación del cuerpo humano ha sido, es y será fuente de inspiración para el artista que, a modo de espejo, refleja su propia figura y proyecta su visión de la realidad. Desde los primeros daguerrotipos, que captan al modelo del modo más cercano a la pintura convencional, la fotografía, una vez liberada del compromiso de testimoniar y documentar la realidad, utiliza todo tipo de recursos y estilos con los que convierte al cuerpo en el vehículo de transmisión de múltiples mensajes, desde los obvios, relacionados con la identidad, la sexualidad y el género, a otros relativos a la ideología, el poder, el contexto histórico o la sociedad en la que se inserta.

En esta ocasión, la Real Sociedad Fotográfica quiere sumarse a la propuesta de PHE13 compartiendo la mirada histórica de los trabajos de sus socios, custodiados en su fototeca, en torno al denominador común del cuerpo y su representación.

Así, la muestra exhibirá una treintena de fotografías originales de época que, de manera cronológica, recogerán diversos estilos de contemplar y representar el cuerpo humano. Empezando por los fotógrafos pictorialistas, que realizaban puestas en escena teatralizadas de tinte clásico, hasta los fotógrafos tardopictorialistas, que imitaban las imágenes de sus antecesores recreando postales decimonónicas, no olvidaremos la poética de lo cotidiano de los documentos sociales que proponen los fotógrafos neorrealistas, pasando por las nuevas formas de representación, también del cuerpo, del postmodernismo.

Los trabajos elegidos se circunscriben únicamente al ámbito de nuestra fototeca, persiguiendo un doble objetivo. Se trata, por un lado, de mostrar y poner en valor una colección que incluye copias originales de época que, de otro modo, difícilmente podrían ser vistas por el público. De hecho, una gran parte de las fotografías que se exponen no habían sido exhibidas hasta ahora, lo que da a la selección un gran interés histórico.

Por el otro lado, a la hora de llevar a cabo la muestra, ha estado en nuestro ánimo reconocer la implicación de los miembros de la Real Sociedad Fotográfica en las actividades de la asociación, así como agradecer las generosas donaciones de obra que han hecho a la fototeca a lo largo de su historia. Gracias a ello, y al cuidado puesto en su conservación, nuestra colección es meritoria y representativa a medida que han ido creciendo sus sus fondos en cantidad e importancia.

Nada nos habría gustado más que dar un espacio a cada uno de los socios. Sin embargo, no se trata tan sólo de una idea poco realista.Y es que, en contra de lo que pudiera parecer a priori, no son tantos los autores cuyo trabajo se centra en el cuerpo y su representación, entendiendo esto en su concepto más extenso. Si bien el retrato es, como sabemos, uno de los géneros más trabajados a lo largo de la historia de la fotografía y abundan también las imágenes de desnudo con un tratamiento más o menos conservador, sin dejar ninguno de los dos modos de representación anteriormente citados de lado, hemos procurado ampliar nuestro criterio de selección a otras propuestas que presentan el cuerpo también como parte de un espacio o como un territorio en sí mismo del que el hombre intenta escapar o en el que intenta encajar, compartiendo esa existencia con otros o soportando la más completa soledad.

Además, nos hemos dejado llevar por la simplicidad del criterio cronológico a la hora de ordenar el proceso de selección, aunque no la muestra. Inmersos en la búsqueda de imágenes que explicaran el hilo temático del conjunto, nos ha sorprendido tanto la heterogeneidad de las miradas como la mayor o menor abundancia de trabajos sobre el cuerpo en relación con determinados momentos sociales o históricos.

A principios del siglo XX, abunda el desnudo pictorialista, escenográfico y teatralizado, representando escenas artísticas o literarias a modo de tableaux vivant. Son imágenes encantadoras dentro de su ingenuo erotismo, que imitan a la pintura tanto en las poses como en el tratamiento y remiten al eterno debate, encendido en aquella época, sobre si la fotografía podía o no ser considerada un arte.

Los autores tardopictorialistas vuelven sobre ello, con renovado entusiasmo, unas cuantas décadas después, presentando la figura humana en actitudes pseudoartísticas. Se ensalzan las costumbres y tradiciones patrias a base de  recopilar trajes regionales, costumbres locales y fiestas religiosas, que no se duda en preparar y ambientar, y a las que los artesanales procesos de positivado confieren cualidades más cercanas a la pintura que a la fotografía en un amaneramiento formal que no podía durar mucho sin enfrentarse a posturas rompedoras. De este modo, lo que conocemos como Escuela de Madrid, surge de un modo más o menos consciente, como respuesta al trabajo oficialmente aceptado y reconocido de algunos de los grandes fotógrafos de la posguerra que están en la mente de todos. Los fotógrafos de este grupo son espectadores de un paisaje parecido al de sus antecesores, sin embargo, su mirada para nada grandilocuente, se vuelve hacia lo cotidiano captando documentos antropológicos que narran de manera directa, sin artificios, la tradición y el entorno en los que el cuerpo es pieza clave para entenderlos.

En los años 70 y 80, al hilo de los cambios sociales en los que nuestro país estaba inmerso, la fotografía se contagia de la efervescencia del entorno. Asistimos, a menudo, a tratamientos extremos en los que abunda el contraste, el flou y el grano en composiciones de fuerte carácter simbólico y crítico no exento, en ocasiones, de un peculiar sentido del humor. El cuerpo deja de ser parte de la tradición -contra la que se revela- y el entorno para pelearse con ellos convirtiéndose en un paisaje en sí mismo del que, a menudo, se intenta huir. Es quizá uno de los momentos históricos en el que el cuerpo como tema se aleja de géneros representativos tradicionales y adquiere un mayor protagonismo, sin embargo, en décadas posteriores, la mirada de muchos fotógrafos prácticamente lo olvida para girarse hacia el paisaje, la abstracción y otro tipo de objetivos.

No queríamos olvidarnos, por fin, del trabajo de los socios actuales cuya pasión hace posible que la Real Sociedad Fotográfica sea una agrupación viva en la que convergen todo tipo de aportaciones. Fotógrafos analógicos muestran su obra junto a la de los más aplicados usuarios de técnicas digitales, sin olvidar un espacio para la recién llegada movilgrafía que enriquecen el panorama y generan un beneficioso clima de debate e intercambio.

El cuerpo vestido y desnudo, como paisaje, espacio y territorio, cuerpos como espacio opresor o del que escapar, la ausencia del cuerpo, su reflejo, el cuerpo con historia, la memoria del cuerpo y la corporeidad de la soledad, la alienación… Todo eso y más hemos ido encontrando en la selección que recoge esta muestra. Y es nuestro objetivo compartir esta interesante y admirable heterogeneidad.

 

Sala de exposiciones de la Real Sociedad Fotográfica (Tres Peces, nº2 – Madrid)

Entrada libre. De lunes a viernes de 18:30 a 21:30 y sábados de 11:00 a 14:00

Comisariada por Enrique Sanz Ramírez y Ana María Martín Alvarez

FacebookTwitterLinkedIn
No Comments

Sorry, the comment form is closed at this time.