Yun Hyun Soo

Texto: Beatriz Acinas Villanueva

Fotografías: José Manuel Villarejo

 

Yun Hyun Soo, nacido en el Corea del Sur en 1952, es, además de fotógrafo, un importante hombre de finanzas que vive en Seúl.

Presidente del Korean Savings Bank, autor de varios libros y de otras dos exposiciones, este hombre reflexivo e inteligente eligió la fotografía como un modo de expresar sus sentimientos. Su perfil de hombre imponente de negocios y traje impecable rompe moldes cuando, durante su visita a la Real Sociedad Fotográfica, abrió su corazón y hablando de su obra y sus vivencias.

La Real Sociedad Fotográfica nos brindó la oportunidad, en abril de 2009, de disfrutar de su exposición “Hanmyung. Un toro de pelea”, expuesta por primera vez en España, gracias a la colaboración de la Embajada de Corea en Madrid y al Ministerio de Cultura, Deportes y Turismo de la República de Corea.

La obra expuesta recogía fotografías puras, llenas de emotividad y encuadres sutiles y creativos. Su propuesta era mostrar lo que él ha sentido durante su ardua lucha vital por llegar a ser el hombre que es: “Yo soy un toro de pelea, yo soy Hanmyung.”

Al año siguiente, el mecenas y fotógrafo coreano, agradecido y satisfecho de su paso por España y de que su obra luciera en las paredes de la Asociación, propulsó una exposición en el Korean Saving Bank, también gracias al apoyo de le Embajada de España en Corea.  

Varios miembros de la Real Sociedad Fotográfica vivieron la experiencia de organizar la exposición “ La Real Sociedad Fotográfica.Ayer y Hoy”, acontecimiento cultural en Seúl, y de viajar hasta allí para su presentación e inauguración.

 

Usted presentó por primera vez en España su trabajo Hanmyung, en una exposición organizada por la Real Sociedad Fotográfica y la Embajada de la República de Corea. ¿Cómo surgió la iniciativa de exponer en la Real Sociedad Fotográfica?

Presenté las fotografías en la Embajada de Corea en España y mostraron interés por el material, pensaron que podía ser una oportunidad para obtener un entendimiento entre dos culturas diferentes.

¿Por qué escogió España? ¿Le evoca una relación directa con el tema de su exposición?

España es el país de origen de los toros, e internacionalmente, cuando mencionas la palabra “toros”, todo el mundo piensa en España. En Corea la historia taurina tiene más de mil años. Así que llegué a la conclusión de exponer aquí porque pensé que habría un acercamiento e interés mayor que en otros países.

Es verdad que España es conocida en el extranjero como la tierra de los toreros y de los toros bravos, alrededor de lo cual hay una gran tradición, y por otro lado, una gran polémica.

En Corea también existe el mismo problema, hay muchas críticas porque se considera que hacer que luchen dos toros es maltrato de animales. La primera vez que asistí a una de estas corridas, pensé que eran muy agresivas y que era un maltrato, pero luego empecé a pensar y a sentir que en realidad tienen un gran sentido.

¿Cómo llega a esta conclusión?

Creo que hay una razón por la que estas tradiciones siguen perdurando en las culturas de los dos países. Nosotros a lo largo de nuestras vidas también estamos luchando, hay mucha competitividad y vamos superando barreras. Aquí en España el hecho de que un torero se enfrente a un toro puede significar que el ser humano intente superar algo de su propia naturaleza.

En Corea hay dos clases de toros, los que están encerrados durante un año entero comiendo y luego son sacrificados para la venta de su carne y un número mínimo que nace para enfrentarse a otro toro, son los toros de pelea y nacen con un estino

especial. Se les separa después de nacer, por la forma que tienen, la forma de sus cuernos, y a aquellos que están cualificados para serlo, se les sella un nombre en la espalda. A partir de ahí son entrenados para llegar a ser toros de lucha.

En el libro de introducción de mis obras hay una foto que muestra como le perforan el hocico a Hanmyung, para determinar que ese es su destino. Los toros de pelea suelen vivir entre dieciocho y veinte años y pueden llegar a vivir hasta un año en la naturaleza. En cambio los que van a ser vendidos por carne suelen vivir sólo unos dos años.

¿Cómo un hombre dedicado a las finanzas, con varios libros publicados y con una importante posición, ha llegado a desarrollar y compaginar una faceta como fotógrafo tan creativa?

Desde el punto de vista de otras personas puede parecer que he hecho una gran labor en mi trabajo como empresario, pero en ese proceso he sido dañado y he sufrido mucho, ese sufrimiento que he tenido es representado sin ninguna otra intención por mis fotografías, es algo espontáneo.

¿Cuándo empezó usted a interesarse por la fotografía? ¿Fue casual o una vocación?

Había un club de fotografía entre empresarios, y fue la primera vez que pude experimentar la fotografía, y me llegó tan profundamente que seguí  profundizando y me formé para ello. La fotógrafa que me acompaña, Han Geum Sung, es también profesora en la universidad.

¿Qué lugar ocupa la fotografía en su vida?

La fotografía para mi es una forma de expresar que estuve en este mundo, para cuando ya no esté en él.

¿Cómo llega usted a la necesidad de centrarse en un tema tan concreto y hablar de él con tanta cercanía?

Tengo una razón por la que fotografío: Lo utilizo para expresar mi vida en el pasado, el presente, y lo que creo que me ocurrirá en el futuro. Esta exposición no representa la lucha de toros coreana, representa mi propia vida, comparo a Hanmyung conmigo, él es un toro de pelea y de hecho, Hanmyung soy yo. Tengo un destino en el que estoy encerrado desde mi trabajo como empresario y lucho en él día a día.

Su punto de vista es original, sus fotografías tienen tintes realistas y encuadres muy creativos. ¿Qué proceso creativo aplica cuando se pone detrás del objetivo?

En mis fotografías siempre hay un texto, una historia detrás, estuve un año haciendo estas fotos y siguiendo esta historia. Cuando estaba realizando esta obra, estuve  pensando en mi padre. No le di mucha importancia a la foto, sino que intenté fotografiar aquello que pudiese representar mejor lo que yo pensaba, no es muy importante el contenido, sino lo que expresan.

He retratado lo que he sentido y mediante la exposición quiero mostrárselo a los demás, es una forma de comunicación.

Por lo que dice, su padre ocupó un lugar importante dentro de la historia personal que cuenta en esta exposición.

Mi padre falleció cuando yo estaba en primero de bachillerato, era empresario, tenía una fábrica de cuadernos. Ver como trabajaba mi padre provocó que yo llegara a ser un gran empresario, él marcó mi destino. Yo también tengo un nombre y mi nombre me lo dio mi padre. En el momento que alguien otorga un nombre a una persona, espera algo de ella.

Seguramente, la persona que dio el nombre de Hanmyung al toro de pelea, también esperaría algo de ese toro. Cuando ví a Hanmyung luchar con todas sus fuerzas, sangrando, me di cuenta de que mi padre también me dio un nombre a mi para que pudiera luchar en la vida.

¿Y cree usted que lo consiguió? ¿Le devolvió usted lo que esperaba a la persona que le dio el nombre?

Mis fotografías expresan un presente continuo, tengo que seguir peleando…

¿Augura un final feliz?

Como todavía es presente continuo, no lo sé. Pero lo que si puedo decirle es que realizando este trabajo hay algo que he aprendido, que es la habilidad y la táctica que tengo a la hora de luchar. Por ejemplo, para que un toro de pelea sea ganador, tiene que bajar la cabeza más que el otro, cuanto más cae la cabeza, más le dan los cuernos al otro al empujar, es decir, comparándolo con nosotros, significa ser más humilde.

¿Qué cámara ha utilizado?

La Canon EOS Mark III. Digital.

¿Cuánto tiempo duraban sus sesiones fotográficas?

Hay días específicos en los que hay luchas de toros, iba constantemente cuando las había, luego está la granja donde vive Hanmyung, y allí iba sin tener en cuenta el tiempo, estaba allí constantemente.

¿Qué es lo que más le ha impactado a usted al realizar este trabajo? ¿Hay algo marcado en su retina para siempre?

En la granja, el toro Hamyumn pisó a su dueño y pude presenciar cómo se le caían las uñas al granjero. En el último momento, cuando terminaba mi labor, me di cuenta de que Hanmyung lloraba a la hora de despedirse.

¿Arriesgó su vida en algún momento para hacer las fotos?

Para obtener todo el realismo que necesitaba, tuve que meterme en el ruedo.

No arriesgué mi vida pero sí que en ocasiones resultó peligroso. Entre los árbitros y los dueños de los toros me ayudaron bastante para que no me hiciese daño. Está prohibido entrar ahí dentro, excepto el árbitro, pero a raíz de la visita constante durante ese año, ya me conocían todos, empezaban a entender y conocían mi propósito, así que me dejaban entrar pero me tenían vigilado para protegerme.

Entonces, ¿disfrutó o ha sufrió en el proceso?

Como empresario siempre tengo un objetivo. Por eso, por carácter, lo que empiezo lo tengo que terminar y sinceramente ha sido una labor en la que he sufrido y me ha costado mucho, pero he obtenido y aprendido muchas cosas. Además es un honor que La Real Sociedad Fotográfica me haga esta entrevista.

Pero teniendo en cuenta su visión particular de la lucha, ¿no ha habido momentos en los que usted ha tenido ganas de abandonar?

Por ahora no me he planteado en dejarlo, me gusta y lo disfruto.

¿Cuáles son sus fotógrafos de cabecera, quien le inspira a usted?

Mi profesora Han Geum‐Sun, que me acompaña en este viaje, ella me inspira.

¿Qué es lo primero que fotografió cuando llegó a España?

Todavía no he empezado a hacer fotografías con un objetivo concreto, he hecho algunas como turista.

¿Le gustó Madrid?

Es una ciudad muy alegre, dinámica, me gusta mucho, además España encaja muy bien con la cultura coreana, es el país de los toros…

Usted ha trabajado en otras dos exposiciones, “Andante Sostenuto” y “Lieder Ohne Worte”. ¿Qué puede decirme de ambos trabajos respecto a “Hanmyung”?

Mis exposiciones siempre han respondido a una historia personal. La primera exposición, “ Andante sostenuto“, quería representar la velocidad a la que iba mi vida, quería y necesitaba un ritmo más lento que el que había llevado hasta entonces.

En mi segunda exposición, en marzo del 2008, titulada “Lieder ohne worte“, casi todas las fotografías representaban la luna, realicé esas fotos pensando en todas las personas que echaba de menos de mi juventud, a través de la luz de la luna.

¿Cuál es la fotografía que más le gusta de su obra recogida en Hanmyung?

La fotografía que más me gusta es una que retrata dos toros luchando en primer término, porque uno de ellos sangra por la nariz y esa es mi imagen del presente.

 

Texto: Beatriz Acinas Villanueva

Fotografías: José Manuel Villarejo

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